Giratutto

Una amiga me dijo el día que cumplí los 30 que debía saber que el fabricante no se hacía responsable de los fallos en el artículo a partir de esa fecha. Vamos, que veníamos al mundo con treinta años de garantía y que desde ese momento conservar en buen estado el asunto depende absolutamente de uno mismo.

Como si de una funesta profecía se tratara, fue cumplir los 30 y tener, simultáneamente, mi primer ataque de ciática, un dolorosísimo espolón calcáneo y una crisis de colon irritable. Creí entonces que el artículo que llevaba 30 años "consumiendo" lo había comprado mi madre en el Media Markt, porque chico, hay que ver cómo aciertan con la vida de los electrodomésticos en esos sitios...

Sin embargo el destino, que de nuevo demostró ser un cachondo, me ofreció la posibilidad de perder 23 kilos en tan sólo unos meses (para más información googlear "efectos secundarios del colon irritable") con lo que una vez superado el tema del colon, me encontré paradójicamente ante la posibilidad de hacer cosas que, por mi descuidada condición física, no podía hacer desde los 16 años. Ese es el motivo por el que dos años después me encuentro de repente apuntándome para aprender Kung-Fu.... bueno, es por eso, y porque siempre me ha molado poder decir la frase que Neo soltaba al terminar la primera sesión de entrenamiento en Matrix; aunque siendo sincero conmigo mismo, si debo buscar una referencia cinematográfica para ilustrar mis avances tras un mes de clases, sería más bien la que coloco a continuación (que vale que perdí 23 kilos, pero quizás debería haber subrayado la palabra "descuidada").

Aún así, y con todo, es curioso comprobar cómo puede cambiar tu perspectiva de las cosas en un año, un mes y a veces incluso en un fin de semana.