Hoy no; mañana ya veremos...

Ayer fue en España el "día sin móvil", y a mí me hizo mucha gracia.

Voy a intentar no ser cínico, porque creo que es una iniciativa bonita, pero puede que me sea difícil porque si soy sincero, el símbolo me parece bastante pueril.

Según tengo entendido, los directivos de Moneystar no han podido dormir esta noche y se han levantado convencidos de ser mejores personas. Los de Robafone han decidido abrazar a Budah y pagar en esta vida por todo lo que el karma les tenga previsto para la siguiente al haber sido tan malos. La cúpula de Dior'ange ha creado "Telengañadores Sin Fronteras" para enviar gratuitamente a los países más pobres los teléfonos móviles que se nos quedan viejos.

Joer... mira que no quería ser cínico... pero es que no puedo. ¿Qué se supone que pretendían conseguir los que lo habían convocado? ¿existe alguien tan inocente como para pensar que un día sin móvil les va a hacer tanta pupa a estas multinacionales como para cancelar la subida de tarifas? Creo que realmente no. He oído alguna vez eso de que en una sociedad de consumo el poder lo tiene el consumidor. Pero resulta que esta sociedad de consumo también se basa en la creación de necesidades y, no sé si no se han dado cuenta amigos, pero todos los que ayer celebraron el día sin móvil... TIENEN MÓVIL (y hoy no habrán llamado menos que anteayer).

Algo parecido ocurrió con el apagón del cuarto de hora para concienciar sobre el calentamiento global. A algunos les impresionó cuán concienciados estaban ayuntamientos como el de Madrid o Barcelona, aunque claro... un mes antes sus calles lucían como ya mostramos en el Días de Mucho.
Llama la atención cómo estas iniciativas proliferan últimamente. A veces pienso que en el fondo sentimos vergüenza de pertenecer a la sociedad a la que pertenecemos y, en cierto modo, necesitamos convencernos a nosotros mismos de que somos distintos a todos los que nos rodean. Nosotros somos más guapos. Nosotros no somos como ellos... ¿o puede que sí? Bah... seguro que no.