Tengo una especie de obsesión con la puntualidad, y parece como si el mundo entero estuviera confabulado contra esta manía mía por llegar a tiempo. Lo gracioso del asunto, es que poniendo tanto empeño en no llegar tarde... me voy demasiado pronto.

La primera vez que lo noté fue cuando llegué al instituto. Durante toda la EGB estuvimos pidiendo desde el Consejo Escolar que pusieran canastas decentes en el patio del colegio (el poco dinero que se gastaban era siempre para el fútbol). Pues bien, pasé toda mi educación primaria jugando en una cancha con socabones y aros oxidados. Sabéis cuándo pusieron nuevas canastas, pavimentaron el patio y montaron... HASTA REDES EN LOS AROS???? efectivamente, justo el año siguiente a la salida del colegio para entrar en el instituto....
Hoy he vuelto a tener esa sensación al dar una vuelta por el centro. Resulta que ahora que puedo vestir las tallas más grandes de Springfield, Zara y compañía (colon irritable de por medio) acaban de abrir una tienda en mi ciudad especializada en ropa XXL para hombre. Joer! llevo toda la vida quejándome por el hecho de que no existiera ninguna!
No obstante, le he estado dando vueltas y creo que me voy a pasar para darme el gustazo de poder decir por una vez y sin que sirva de precedente.... "niña, dame la talla más pequeña que tengas de esta camisa que esta me va muy grande...."