22.8.06

Le Fabuleux Destin d'Monsieur Phaloway

Cuando vi la película de Amelie hace ya varios años, quedé maravillado con la retahíla de pequeñas cosas en las que la guapísima Audrey Tautou encontraba breves instantes de placer. Recuerdo que entre ellas estaba meter la mano en el cesto de las legumbres y notar cómo las lentejas se escurrían entre sus dedos.
Recuerdo también que nada más salir de la peli empecé a pensar en las cosas pequeñas que me gustaban especialmente (ni siquiera yo haré el chiste fácil sobre el tamaño de los genitales). Todas las que se me ocurrían eran muy convencionales (no por ello menos placenteras): explotar pompitas de papel burbuja, el olor de la tierra mojada al llover, sentir cómo los PetaZetas cantan y brincan en el paladar, o despertarte en mitad de la noche y descubrir que todavía faltan horas para ir a currar.


Eso no era lo que buscaba. Amelie seguro que también disfrutaba de esas cosas, pero eran otras las que la hacían especial. Tenía que encontrar eso que a la mayoría de la gente le debe dar igual y a mí me resulta tan agradable. Y lo he encontrado. He descubierto que el oído es un sentido al que quizás no le prestamos toda la atención que requiere, porque mis dos hallazgos son simples sonidos (muy ordinarios, por cierto). En primer lugar, me encanta cómo crepitan los hielos al entrar en contacto con un líquido (crack creck catacrack). Y algo todavía más raro: también me he sorprendido con una agradable sensación al escuchar cómo las típicas chanclas veraniegas golpean con ritmillo los talones de la gente que las lleva puestas al andar por la calle (tip tip tip).
¿Os habíais fijado antes en estos sonidos? ¿le gustan a alguien más o soy tan raro como parece? ¿cuáles son vuestros placeres sencillos y secretos?

5 comentarios:

Unknown dijo...

Un día Ana me puso a hacer una lista de esas cosas y cuando llevaba tres folios por ambas caras me llamó pesado :)

Anónimo dijo...

estoy contigo en lo de las chanclas, a lo que añadiría: el sonido de un rio sobre las piedras, el que hace la gente al aspirar humo de un cigarro (o de lo que fume en ese momento), este último es sutil suave... ¿os habéis fijado?

VIVA las pequeñas cosas...

Phaloway dijo...

VIVA!!!

Poeta!!! es cierto!!! coincido contigo en el sonido del cigarrillo! lo he pensado más de una vez, no creas...

Anónimo dijo...

coincido con los hielos... y también me encanta el sonido de las brasas de una hoguera. Y no sólo el sonido sino también las formas del fuego. Ver en silencio una buena hoguera (controlada por supuesto, que no está el tema para bromas)es uno de mis mayores, pequeños placeres.

Anónimo dijo...

Coincido en las cosillas que comentáis, a mi también me gusta además,
El sonido de las olas del mar al llegar a la orilla, en general el sonido del agua me parece muy agradable.
También notar el viento en la cara y el pelo dando un paseo, o en la mano cuándo vas en un coche, ah!!! y cuando mece el trigo las ondas que hace son muy bonitas.