Seguro que muchos habréis visto esa surrealista película que es "Cómo ser John Malkovich". Aquí es donde yo me debería poner a alabarla y recomendarla, pero si os soy franco (y no me refiero a "ese maravilloso loco bajito") ví esa película en algún autobús, volviendo de algunas fiestas, de algún pueblo, en el que con toda seguridad no logré mantener contacto carnal con moza alguna local o visitante.
Vaya, que me acuerdo de poco tirando a nada. Lo que sí recuerdo es la mezcla de curiosidad y fascinación que lleva al protagonista a meterse en la piel de John Malkovich. Yo no, yo elijo a Punset.
Podría ahora buscar en la RAE un adjetivo rimbombante y majestuoso para definir a este gran personaje, pero prefiero describirlo simple y llanamente como "el puto amo". El tío ha llegado a ese estadio en el que no se sabe muy bien si es la ciencia la que flirtea con la filosofía o al contrario. Lo mismo se pone a citar a Platón que cuestiona la eficacia del último adelanto en nanotecnología. Es una versión renovada de los hombres del renacimiento. Anteayer vi la presentación de su último libro: "El alma está en el cerebro" y una vez más me dejó completamente boquiabierto con su sabiduría.
Tengo que decir que el horario intempestivo al que emiten "Redes" hace que no lo pueda ver con la asiduidad que me gustaría, pero sólo por escuchar su fantástico inglés con acento catalán pondría a grabar el vídeo si lo tuviera. Aunque por otro lado, confieso que agradezco cierta "inaccesibilidad" al gran público porque tal y como está la tele, no sería de extrañar que llegara el día en que nuestro querido Eduard se vistiera con un chándal tres tallas por encima de la suya y comenzara a moverse espasmódicamente al ritmo de eso que en "Mira quién baila" se empeñan en llamar "Hip-hop/Baile moderno". De todas formas, viendo cómo es este tío, seguro que hasta eso lo hacía bien y provocaba una explosión de júbilo en Poti y compañía.